Elecciones en Venezuela, ¿más de lo mismo?
Ganó Chávez, otra vez
“Y cuando estuvieron todos, el cocinero explicó:
–Los he reunido para preguntarles con qué salsa quieren ser comidos.
Entonces alguno de los invitados dijo:
–Yo no quiero ser comido de ninguna manera.
El cocinero dio por finalizada la reunión.
Como una gallina que va a ser cocinada, tenemos el derecho de elegir con qué salsa vamos a ser devorados, pero jamás podremos negarnos a ser cocinados…”
–Los he reunido para preguntarles con qué salsa quieren ser comidos.
Entonces alguno de los invitados dijo:
–Yo no quiero ser comido de ninguna manera.
El cocinero dio por finalizada la reunión.
Como una gallina que va a ser cocinada, tenemos el derecho de elegir con qué salsa vamos a ser devorados, pero jamás podremos negarnos a ser cocinados…”
(leído en el blog de Julio
Anguita).
Confieso que en mi interior
deseaba que estas elecciones las ganara Capriles. Deseaba que se materializara
ese cambio que cierto sector de la sociedad profesaba pero solo era un deseo
porque, a decir verdad, Venezuela me queda bastante lejos, nunca he estado en ese
país y solo conozco del lugar lo que me cuentan algunos conocidos venezolanos y
los medios de comunicación.
Anoche dormí con la ilusión
puesta en que hoy, al despertar, casi todo tuviera la sensación de fiesta.
En
cuanto abrí los ojos y escuché las primeras voces radiofónicas…”Venezuela ha
hablado y ha dicho que me quiere en el poder”, decía un eufórico Hugo Chávez.
El periodista hablaba de una
diferencia de diez puntos entre ambos contrincantes políticos, detallando que
la afluencia a las urnas rondó el 80% (todo un éxito electoral) y que el
candidato ganador obtuvo el 54% de los votos (indiscutible victoria. En España ganó Rajoy con el 44% de los votos de un 63% del electorado).
Comienzo a navegar en internet y
me adentro en las redes sociales y leo en uno de mis contactos:
“En Venezuela no ganó Chavez, Ganó
la corrupción, el robo, el hambre, la inestabilidad, la muerte, los
secuestros, el narcotráfico, 6 años
más pensando en lo que le puede pasar a tu familia y
amigos. Es muy triste”.
Otro ha escrito:
“No entiendo nada: todos mis amigos venezolanos votaron
abiertamente a Capriles y a pie de urna ganaba por 53%... Esas maquinitas están trucadas, ya me dirás...”
“ CORFIRMADO.CAMARADAS
ES CONTUNDENTE LA VICTORIA DEL COMANDANTE CHAVEZ, TOTALMENTE IRREVERCIBLE
..GRACIAS A TODOS LOS CHAVISTAS,AHORA VAMOS X EL ZULIA CON EL COMANDANTE ARIAS
A LA GOBERNACION,””
Instintivamente me viene al recuerdo que ayer leí
algo en el blog de Julio Anguita, quien fuera líder indiscutible de la
izquierda en España (algunos lo niegan pero, para mí, sigue siendo un líder
político). Él había escrito sobre las elecciones venezolanas y los medios de
comunicación, haciéndose eco de un artículo publicado en http://www.publico.es/internacional/443505/por-que-no-entendemos-a-chavez
, lo siguiente:
“La revolución bolivariana ha sido el proceso político del que más se ha (des)informado de forma
diametralmente opuesta a lo que estaba sucediendo. Si el público español hubiera tomado nota sistemáticamente de forma contraria a lo que le decían los medios de comunicación, hubiera tenido una idea más acertada de la realidad que creyéndoles”.
Lo admito, puede que estemos desinformados (aunque
algunos especificarían: desinformados no, ¡mal informados!, ¡manipulados!) y
recurro a la opinión de facebook que Reyes, mi amigo periodista venezolano
habría podido “colgar” y no, nada de nada: no hay opinión…su último “post” se reduce a una
fotografía y una frase:
“Ahí tienen. Bajando hacia Santa Cruz para votar”
Entre palabra y palabra leo "ilusión".
Lo escrito (o lo dicho, según se entienda), me hubiese gustado que este 8 de octubre representase un
cambio que alterara ese “más de lo mismo” pero, reconozco, que es solo un deseo y
que, de haber ocurrido, en nada hubiese cambiado mi vida, ¡creo!. Vivo en otro
país, con otras políticas, con otra realidad (¡ay, si la pudiera cambiar!) y
los deseos, deseos son.
Deseas, desea, deseo, deseamos…lo mejor pero
no es fácil coincidir en qué es lo mejor para según quién. Si tenemos en cuenta
que un deseo no es más que una exagerada expectación para que algo ocurra, casi con total
seguridad, ocurrirá si ese deseo tiene que ver únicamente con quien lo profesa.
La cosa cambia cuando uno desea algo para los demás porque, a lo mejor, ese “demás”
no coincide con lo que uno desea. Tal vez, lo mejor sería autodesearnos lo
mejor e ir a por ello sin frustrar o
ignorar la capacidad de desear de los otros…
Tere Coello
Comentarios
Publicar un comentario